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Saturday, August 26, 2006


esta es la historia de felipe, quien la gente podria describir como alguien no muy alto, ni muy fuerte, pero tampoco flaco, ni gordo, si, esa seria su descripcion mas exacta; su rutina diaria era trabajar en una pequeña tienda de abarrotes, cerca del centro, donde todos los dias veia los niños recorrer y divertirse en las estatuas, y en los jardines o campos, y el los veia, si, sus pequeñas sonrisas, sus pequeños cuerpesitos.

sus dias eran largos, y su tienda de abarrotes cada dias era mas visitada por toda la ciudad, tenia los mejores productos y los precios mas bajos, y el que siempre fue tan amable con la gente, se pasaba el dia dando gracias y saludando con su gran sorisa, en verdad grande, algunos decian que sus grandes dientes parecian cercas, varias muchachas decian que hasta podian ver el reflejo de su conciencia dentro de esos largos dientes.

la hora de la comida era la favorita para felipe, no solo por que cerraba la puerta, y podia descansar la gran sonrisa que llevaba siempre, que ya le hacia tener una pequeñas arrugas alrededor de la boca, si no tambien que tenia tiempo de beberse como todos los dias los 2 litros de refresco que acostubraba como acompañantes a su comida.

casi siempre se tomaba media hora para la comida y media hora para terminar su refresco, algo que al pasar de los años se convirtio en una verdadera rutina, como una sinfonia de movimientos repetidos a la misma hora todos los dias...

felipe se aburrio, como suele pasar atraves de las rutinas, quizo cambiarla, pero solo conseguia repetirla de manera mas estricta.
primero intento beber su refresco en un vaso, pero el sabia que seguia bebiendo los mismos litros de refresco acompañados de la misma comida, asi que decidio cambiar de comida, pero solo consiguio enfermarse, pues el estomago se acostumbro a una misma comida todos los dias, de la cual desistio mas por razones medicas que por otra cosa.
intento tambien cambiar de horario de comida, pero los clientes se empezaron a quejar de la mala hora para cerrar y que no era conveniente para nadie.

el se seguia sintiendo como si le faltara algo, como si algo se aprisionara en su interior en cada comida, y la falta de ese algo hizo que la sonrisa gradualmente se fuera bajando hasta ser una sonrisa demaciado finjida para que la gente creyera que no pasaba algo.

felipe se sentia triste, comiendo todos los mismo dias con su refresco de dos litros, en la parte de atras de su tienda, solo.

felipe penso ya cuando cerraba su tienda en una noche de calor, que era la soledad presionaba su pecho a si que decidio marca un telefono para poder hablar con alguien, no importaba quien fuera, pero queria sacar esa presion de su cuerpo.

marco al azar, espero, alguien contesto, un hola salio del telefono y en ese preciso momento felipe descargo el eructo mas sonoro que podia hacer, y colgo rapidamente.

algo habia pasado, algo en su ser hizo que la gran sonrisa que lo acompañaba regresara, y de una forma tan alegre que tan solo con verla uno sonreia.

aun hoy se escucha en aquella pequeña tienda, donde los pequeños recorren los parques, con sus pequeñas sonrisas, jugando con las estatuas, el marcar de la teclas telefonicas, un hola pregunton saliendo del telefono, y el gutural sonido, que hace que todos los dias salgan de la rutina un tendero de dientes bonitos.

fin.



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