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Saturday, June 16, 2007

drmr

z. Tomo su silla, la coloco cuidadosamente en medio de la habitacion de paredes blancas sin ventanas, tomo asiento y se sumergio dentro de un pensamiento de agua, de mares infinitos celosos de aire. Vigilante, en los cielos, un sol imaginario le doraba las sienes, nubes blancas navegantes como sus sueños.

Sentia sobre las mejillas la helada sensacion del agua, una capa de azul que le vestia, lenguas de sal, que le relamian los esfuerzos de creacion. La distancia del pensamiento le mostraba el limite de su imaginacion, mas el cielo seguia de techo para su huida. z. flotaba entre si mismo, y un eco desvanecido.

De la distancia, columnas emergiendo lentamente, se llenaba de pilares de astros, pedestales de estrellas, y un viento de muerte silenciosa.

Todo en olas, y Jupiter calido ante sus imagenes, costelaciones brillantes, ausentes de colores; superficies de espejos, repetian los sabores de la rica escena.

M.

M. murio el martes que viene, se sento en medio de una flor y dejo de respirar, su ultima voluntad fue que le dejara ahi, le gustaba mucho la vista. zapatos, era lo unico, zapatos alrededor de la flor, y un poco de mermelada en el cielo. Dijo que la muerte despues de muerta le quedaba dentro de la cabeza de un gris azulado muy intenso; rojo carmeci, decia, lo que salia de la imagen al horizonte.
caminaba en su cementerio privado cada semana, solo por no estar quieta, pues el azul se le salia por los ojos, como lagrimas, pero mas pesadas, pero no dormidas, mas bien impavidas, o pequeñitas, o estaticas, pero azules.

M. sabia de la vida, y penso que las coronas de flores de su cabeza le servian excelente para su nuevo condominio, un olor a jabon y tal vez algo de miel salia de su cabeza; todo combinado para un desempeño en la tactica de pasar a la nada viviendo sin nadie, comiendo gusanos y alguna que otra polilla que pasaba, gelatinas de panza, hormigas de cenicero, calzados de hongos y pequeños gimpastistos que crecian en hongos junto a la flor plena y feliz.

jugaba con sus cabellos la mayor parte del tiempo, telarañas, hilos misticos dorados, ladrillo cacarizos, y olvidos recios. pero jamas dolor sintio, solo jaquecas. el camino sin metales, ni asfaltos, pies desnudos y amedrentados, vigilantes y visitantes al pedestal de la flor, que se veia crecer mas y mas, dentro de el tiempo de fresas y mangos. pasaban las almas a un lado.

M. murio un martes que viene, y su funeral fue un domingo del mañana, en un mes que fue robado.

gigi

les tengo que hacer una confesion a todos ustedes, a cada uno de los que leen estas palabras perdidas en la gran via de informacion, en este ancho mundo de mensajes emos, y historias con mas y mas... dejemosle que la vida es emo. Yo, T, alias B, jamas he tenido la edad de la punzada.

Se dira, "oh, pero se ve que eres hombre de mundo y la edad ya paso por ti... muchas veces", si, pero durante esa edad jamas he deseado actos terrenales como es el de la carne. y mis manos por mas que se les nombren tales, no reaccionan ante perfumes de seduccion.

Me he desempeñado en la empresa de las ciencias tan prodigiosa y eficazmente, que la necesidad de amor paso desapercibida, y el análisis cubrió mi existencia, dejando un vacio, una agitacion que hoy vacila en mi alma. Pero ¿como ya un ser entregado al no placer, sin onanismo, puede despertar ese ser sediento de fluidos femeninos? ¿Como mi nombre puede ser salvado de que la gente lo relacione con actitudes enfermas?

Pero no salgamos de el tema, soy una persona que ni los neglilles, ni el jazmín sobre de unos senos bien formados atrapan, pues solo veo la textura y el color del neglille; la fragancia y los senos, respectivamente, me hacen ver la inigualable flor dentro de mi cabeza, y la fisionomía mecánica del cuerpo humano, que se agita enfrente mio.

II

Me encanta la tersura de su piel, lo carnoso de los labios, y su largo cabello que huele a canela, podria amar a esta mujer, podría arrancarme el corazón y dárselo; pero mi deseo decaí de tan solo pensar que lo que siento no es amor, ni deseo en si, es como un regalo de mi parte hacia ella, mi dulce mesera de fonda, que en las tardes me acompaña a preguntarme por que no la deseo como ella me desea a mi, tan perfecta.

-Alguna vez te vi -dijo ella mientras servia mi mesa- estabas observando el trasero de la señora del frente; no me puedes decir que eso no es querer agarrarlo.
- Si miraba, pero yo estaba observando lo que hacia con los geranios, pues parecía que sabia la técnica de plantarlos con poca agua.
-Y de la vez que llego la señora toda empapada de la lluvia, y te le quedaste viendo a los pezones erectos por el frió.
- Me preocupe por lo cansada que se veía y estuve atento a que no se desmayara.
-Tonto, ni siquiera pareces hombre.
- Pero por que dices eso, alguna vez yo te dije que no parecieras mujer por no depilarte las piernas.
-no, pero sabes a que me refiero, no te comportas como si las mujeres te gustaran.
- Pero si te he dicho que siento un cariño especial por ti.
- Mentiroso.

Así terminaba la conversación casi todos los días, mientras me daba cientos de ejemplos de mis actitudes corporales hacia cualquier mujer que se acercaba lo suficiente; se ponía celosa.
La fonda me daba muy buenas adicciones, el olor a café me ponía de buenas, la sensación a humo de cigarro y habanos en mi cara me hacia recordar mi cama, y ella me hacia recordar que en algún momento explotaría y la llenaría de besos, caricias y de hoyos, si me dejaba claro. Toda la fonda me hacia rememorar alguna nostalgia, era mágico el ambiente, como si fuera la habitación de una sala de espera a una vida renovada.
El café era el mejor, recuerdo que durante mi estudio universitario recorrí la ciudad entera, tramo a tramo, solo para encontrar una fonda perdida que sirviera un buen café, y si no el mejor, el mas decente, no importando que quedara a mas de 3 kilómetros de cualquier cosa.

III

Esto de no tener punzada se hizo un problema de un año para acá, cuando note que no estaba viviendo algo que la gente de mi edad estaba viviendo en una máxima exploción de sentidos, y se me ocurrió preguntarle a la mesera de la tercera fonda que es lo que sentía acerca de esto. Al principio no supe explicarme correctamente y le pregunte de lleno sobre su sexualidad, a lo que me respondió con una verdad, pues no había modo que yo lo comprobara empiricamente, "el orgasmo femenino es le cosa mas hermosa jamas inventada". y que el tener relaciones es mas bonito cuando se quiere a la persona. lo ultimo me hizo preguntarme si lo había hecho sin querer a la persona, pero la verdad ella entendió mal mis preguntas, y no encontré la forma de evitar que contestara. Por cierto después de eso nos hicimos muy íntimos.

-y dime, ¿como te llamas?
- soy T, alias B. mucho gusto.
- yo soy M.- dijo sonriendo
- pues bien M. te tengo unas preguntas mas, si te parezco agresivo no dudes en decírmelo y desistiré completamente.
- bien, pero recuerda que mientras venga gente tendras ratos que quedaras solo.
- ¿te gustan los floreros M.? -pregunte mientras miraba su blusa-
- si.
- ¿te acostarías conmigo esta noche?
- no.
- ¿sabes que es el amor?
- si, son como piquetes de abeja en la cara.
- ¿cómo, piquetes? -segui mirando su blusa.
- si, mira, cuando te enamoras,es como estar comiendo miel directamente del panal, es deliciosa, un bocado que solo te sabrá la primera vez que le tomes, pues cuando quieras regresar a ese mismo panal te estarán esperando abejas, y si quieres volver a beber miel, tendrás que dejarte picar por cientos de abejas.
- ¿y por que la gente se deja picar por esas abejas?
-hombre, que en verdad no sabes de amor, pues por que la sensación y la dulzura hará que esas abejas piquen con aguijones de azúcar.


Yo tuve dudas desde siempre sobre mi propia existencia como ser humano; como planta funciono excelente, y como grano me distingo de entre otros, pero como ser humano carezco de tantas cosas que verdad que me dan ganas de rehacerme de nuevo con partes de difuntos. Pues me falta corazón, brazos fuertes, pies arqueados, y rodillas de valientes.

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